La exigencia de hurgar hasta esos extremos la juzgo como un tanto excesiva (y hasta obsesiva, diría yo). O sea, que estoy de acuerdo con el enfoque pero en desacuerdo con la intensidad. Me agrada la música de esta canción, pero la letra me parece que no le pega.
Salvando las distancias es como si, al iniciar una relación sentimental, tuviéramos que saberlo TODO de la persona con la que nos juntamos porque, de no hacerlo, vamos a estar el resto de nuestra vida mirándola de reojo y dándole vueltas a la cabeza sin poder dormir por las noches: ¿cuál fue su expediente académico?, ¿cómo fue criada por sus padres?, ¿qué personas han formado parte de su círculo de confianza?, ¿cuáles fueron sus relaciones anteriores?, etc.
Está bien tomar unas cuantas referencias y algunas precauciones, pero dentro de un orden. Al final, el camino se demuestra andando. La vida ya es lo bastante complicada como para ir agitando listas de detonantes incompletos.
Para poner en marcha un sistema de organización personal, creo innecesario rebuscar hasta el detalle más nimio en lo más recóndito de nuestra mente. Pienso que es más normal arrancar con lo que haya y, sobre la marcha, conforme vayan apareciendo nuevos input, ir puliendo los asuntos y que el sistema vaya perfeccionándose, como fruta madura, con el simple paso del tiempo.