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ADANISMO, SUPREMACISMO Y NARCISISMO

Por regla general, cuando alguien derrocha virtudes a raudales y está muy seguro de sí mismo, no suele ir por la vida autoproclamándose como el mejor del mundo mundial. No tiene necesidad de hacerlo porque los halagos ya le vienen de fuera. “Dime de qué presumes y te diré de qué careces” es un gran refrán.

SUPREMACISMO Y NARCISISMO A PARTES IGUALES

LA FALACIA “ARGUMENTUM AD POPULUM”

No es que a David Allen le hayan faltado motivos para envanecerse, una vez constatada su gran popularidad mundial. Pero la fama y el éxito, no siempre se acompañan de un material de calidad suprema. En multitud de ocasiones, la vida no es justa con las personas. Y, además, la verdad científica no tiene por qué ser democrática. Conozco numerosos artistas, músicos y pintores, que son formidables y no venden una escoba. Y viceversa. El mero hecho de que uno tenga muchos seguidores, por ejemplo, en redes sociales, no lo convierte en poseedor de una verdad revelada. 

Una frase muy usada en el mundo anglosajón viene a ilustrar esta idea de un modo un tanto escatológico. Podría traducirse así: “Comamos mierda. Millones de moscas no pueden estar equivocadas”.

Si lo queremos decir de un modo más fino, utilizaremos la falacia ARGUMENTUM AD POPULUM (que se podría traducir como “argumento a la gente” o “dirigido al pueblo”). Se trata de responder a un argumento haciendo referencia a la opinión que de ello tiene la gente en general, en lugar de al argumento por sí mismo: si mucha gente sigue a alguien es porque ese alguien es bueno. 

Lo que es normal...

Es perfectamente comprensible, lógico y normal que, cuando alguien piensa que hace algo bien, lo quiera mostrar a su público. Ese reconocimiento, al que todo el mundo aspira, es legítimo, va en la esencia del ser humano y parece funcionar como el alimento que el alma necesita para desarrollarse. De hecho, desde nuestra más tierna infancia, las personas pensamos que el mundo empieza y acaba en nosotros. Pedimos la atención del entorno que nos rodea para ensalzar cada uno de nuestros pequeños avances. Más de una vez, de pequeñitos, nos hacemos pesados.

Superada esta etapa temprana de egolatría alevín, en la que todo se disculpa, se nos va haciendo comprender, a lo largo de la vida, los valores que aportan el recato, la humildad y la modestia. Sobre todo, porque ni estamos solos ni hemos sido los primeros en llegar. Y lo que somos se debe, en gran parte, a lo que otros hicieron antes de entrar nosotros en acción. 

...y lo que no es normal

Con esto, uno debe alcanzar la edad adulta convencido de que lo estético es esperar a que los reconocimientos y los halagos provengan de fuera. No de tu propio fuero interno. Además de considerarlo un tema educacional o cultural, creo que eso ya es una cuestión de elegancia y gusto personal. En cualquier caso, el auto halago podrá ser más o menos censurable, pero cierto es que uno tiene que estar muy convencido de lo que hace y creer mucho en sí mismo, antes de “vendernos su libro”.

Luego, existe un punto donde se traspasa la frontera entre lo que es censurable y lo que no lo es. Yo este punto lo sitúo en el momento, a partir del cual, uno añade a su ensalzamiento personal, la crítica despiadada contra todo lo que se mueve a su alrededor. Esa fase en la que se empieza a despellejar y poner de vuelta y media a los demás.

ENSALZAMIENTO PERSONAL

En realidad, ya sé que este no es un defecto achacable al método en sí. Reconozco que tiene un cariz más de estilo personal del autor. Podría omitirlo, pero creo que es importante conocer la naturaleza de la fuente. Sobre todo, cuando has bebido o piensas beber el agua que emana de ella. 

Por este motivo es que no me resisto a la tentación de dejar constancia de lo que para mí son rasgos de altanería y de grandilocuencia, que están en el tuétano de los planteamientos de GTD®. A lo largo de sus libros, expresa sin recato lo convencido que está de sus teorías. Aquí dejo unas cuantas muestras de lo que llamo “ensalzamiento personal”:

“Es indudable que durante los años venideros asistiremos a una corriente incesante de nuevos datos científicos, que confirmarán lo que he llegado a saber como cierto desde el primer día de mi experiencia con este modelo”.

Organízate con eficacia (Gestión del conocimiento) (Spanish Edition) (p. 319). Empresa Activa. Edición de Kindle.

“Ser capaz de reunir todos esos ingredientes con el ritmo y el equilibro oportunos puede que sea el elemento fundamental de la competencia para este nuevo milenio”.

Organízate con eficacia (Gestión del conocimiento) (Spanish Edition) (p. 304). Empresa Activa. Edición de Kindle.

“Cuando preparaba esta nueva edición, familiarizarme con lo que escribí entonces supuso un gratificante reconocimiento de que los principios de la productividad sin estrés que describía e incluso la mayoría de los mejores métodos para su aplicación no han perdido fuerza ni la perderán en un futuro previsible. Para que un equipo de exploración espacial aterrice en Júpiter en 2109, tendrán que emplear los mismos principios para mantener el control y la atención que utilizaría cualquiera en la actualidad”.

Organízate con eficacia (Gestión del conocimiento) (Spanish Edition) (p. 17). Empresa Activa. Edición de Kindle.

“Lo que aquí prometo fue muy bien descrito por un cliente mío, que escribió: «Aplicar habitualmente los postulados de este programa me salvó la vida… aplicarlos fielmente cambió mi vida»”.

Organízate con eficacia (Gestión del conocimiento) (Spanish Edition) (p. 31). Empresa Activa. Edición de Kindle.
Ensayo crítico sobre GTD®

CRÍTICAS A SUS COLEGAS

No deja títere con cabeza

Ahora viene la segunda parte. En la introducción a esta revisión del método ya indiqué que no me encontraba cómodo levantando el dedo para señalar lo que, para mí, son “errores” de GTD®. El remedio con el que he conseguido aliviar el peso de poner por escrito mis críticas al maestro es muy sencillo. Está al alcance de cualquiera comprobar que esto es así: David Allen ataca sin piedad a, lo que él considera, sus “contrincantes o adversarios” en la partida de juego del estudio de la productividad individual. De hecho, no deja títere con cabeza ni espacio para el encuentro con sus colegas de profesión. Más que explicarlo, basta con leer unos pocos de los muchos fragmentos esparcidos por toda su obra, que son de este estilo:

“No hay un método más simple que el que leerás aquí. Y si lo encuentras, no funcionará. Y si es más complejo, probablemente sea una exageración y también producirá errores”.

Haz que funcione (p. 58). ALIENTA EDITORIAL. Grupo Planeta

 

“Quizá la razón por la que el mundo está descubriendo que el GTD® es eficaz es porque se trata del primer modelo que realmente ha funcionado: parece que no se ha diseñado nada aún para tratar los mismos problemas que se le acerque en funcionalidad. La mayor parte de las soluciones anteriores eran o bien inapropiadas por su simplicidad, o bien incompletas y poco naturales, o una combinación de ambas razones”.

Haz que funcione (p.26). ALIENTA EDITORIAL. Grupo Planeta

El que a hierro mata, a hierro muere

En absoluto. Esto no va de justificar aquello de que “el que a hierro mata, a hierro muere”, pero sí de reconocer que, en todos sus libros, practica el adanismo más puro, el desdén más absoluto por todo lo que le precede y todo lo que le rodea, mezclando de una manera a todas luces innecesaria y gratuita:

  • una cierta dosis de supremacismo intelectual en su modo de verse en relación con el resto de los colegas de profesión
  • con una base de narcisismo a la hora de juzgarse a sí mismo.

Antes de que David Allen publicase su primer libro, las personas ya dedicaban una parte de su tiempo a organizar y revisar sus listas de tareas, compuestas por las notas que habían tomado en algún momento. Y se planteaban qué hacer y para qué. Sin necesidad de pedir permiso ni de esperar a que él llegara para anunciarnos, como un mesías, que hay que capturar, aclarar, organizar y revisar, antes de hacer.

Sin embargo, la huella que te deja estampada en la cabeza tras leerlo es que, cualquiera de los estudiosos en la materia que haya existido en este mundillo antes de él, no ha estado a la altura. Y de los que haya ahora, quien no haga las cosas tal como él las plantea, no dará nunca la talla porque está instalado en un error, aunque no lo sepa.

A ver, una cosa es cuestionar algo en concreto aportando argumentos rebatibles -como se hace aquí- y la otra es realizar descalificaciones genéricas que ponen en duda todos los modelos anteriores en su conjunto. Por ejemplo, se muestra muy crítico con lo que él llama, en su primer libro:

“...los modelos tradicionales de gestión del tiempo, (...) incapaces de adaptarse a la velocidad, complejidad y circunstancias de las prioridades cambiantes que conlleva lo que estás haciendo”.

Organízate con eficacia (Gestión del conocimiento) (Spanish Edition) (p. 40). Empresa Activa. Edición de Kindle.

Parte de la base de que eso de “planificar y priorizar” son conceptos antiguos a superar con sus famosos “control y perspectiva”, ya que no se puede adivinar el futuro y la realidad es cambiante. De las técnicas ABCDE y la matriz de Eisenhower no quiere ni oír hablar. Podemos leer:

“Y las listas de tareas diarias y la codificación simplificada de las prioridades se han revelado inadecuadas para hacer frente al volumen y la naturaleza variable del volumen de trabajo de las personas normales”.

Organízate con eficacia (Gestión del conocimiento) (Spanish Edition) (p. 41). Empresa Activa. Edición de Kindle.

Por una parte, dice que estas solo permiten gestionar de manera efectiva una pequeña parte de aquello que te permite tener sensación de control. Por otra parte, David Allen arremete contra “el otro extremo del espectro”:

 

“En el otro extremo del espectro, una ingente cantidad de libros de empresa, modelos, seminarios y gurús han abogado por la «visión más amplia» como solución para hacer frente a nuestro complejo mundo.(...) Ahora bien, en la práctica el bienintencionado ejercicio de pensar en los valores con demasiada frecuencia no logra los resultados deseados”.

Organízate con eficacia (Gestión del conocimiento) (Spanish Edition) (pp. 41-42). Empresa Activa. Edición de Kindle.

EL REY DESNUDO

En cualquier caso, la humildad es una virtud. Y yo no dejo de asombrarme con la generosidad que la gente expresa con alguien que no la tiene. Alguien que, de un modo recurrente, se muestra encantado de haberse conocido, haciendo bandera de la grandeza de su inteligencia creadora. Luego, todo tiene un precio: la consecuencia lógica de vivir aupado al trono y ver las cosas desde esta perspectiva es la sordoceguera ante la opinión de los demás. 

El barco, de color, muy bonito. Pero, flotar, no flota

Leamos con atención este fragmento de la introducción de su tercer libro:

“En todos estos años, desde la primera publicación de Organízate con eficacia, jamás he recibido crítica alguna que asegure que el modelo no funciona. Lo que nos dicen nuestros lectores normalmente es que es poderoso, es maravilloso, es convincente, es sensacional: ha significado una gran diferencia, acabo de empezar y sé que funciona... pero no he sido capaz de hacer que funcione del todo"

Haz que funcione (p.17). ALIENTA EDITORIAL. Grupo Planeta

Poner en el mismo párrafo una cosa y su contraria no queda bien. Da la sensación de que prefiere pasar por alto las críticas y envanecerse con los halagos. Si yo fuera receptor de un mensaje como este, interpretaría que lo que me están diciendo mis lectores es algo así como que “el barco, de color muy bonito, pero flotar no flota”. En cambio, él no parece interesado en quedarse con la frase final.

TIRÓN DE OREJAS A SUS SEGUIDORES

Se echa en falta una cierta dosis de autocrítica, por no llamarla “sentido de la realidad”. Llega a reconocer que hay muchas personas que han fracasado a la hora de implantar GTD® en sus vidas, pero no asume responsabilidad alguna. El método está perfecto como está. Si algo falla, es culpa de la gente, que no es humilde para aceptar el método como es e intenta modificarlo, adaptándolo a sus circunstancias personales o que no lo cumple en su totalidad. Sobre la idea de que una cadena es tan fuerte como el más débil de sus eslabones, viene a decirnos “O cumples con todo lo que establece el método, o la culpa de que no funcione contigo es solo tuya”. 

Cuando, imbuido de este espíritu, Francisco Sáez en facilethings.com desarrolla el catálogo de razones por las que GTD® puede estar fallando siempre se dirige a la segunda persona del singular:

  1. No usas GTD® en su conjunto.
  2. No capturas todo lo que llega a tu vida.
  3. Evitas tomar decisiones sobre tus cosas.
  4. No revisas tu sistema lo suficiente.
  5. Estás demasiado enfocado en la tecnología.
  6. Sigues priorizando a la manera tradicional.
  7. Solo lo usas para el trabajo.
  8. Lo has complicado demasiado.
  9. Te crees más listo que el sistema.
  10. No tienes la motivación suficiente.

No hay referencia alguna a la primera persona del plural: NOSOTROS (siendo él como es parte del universo GTD® -por cierto, un miembro más que destacado pues sus explicaciones son mucho más comprensibles, para el común de los mortales, que las del creador del método-).

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