Insisto, sin ser nada de lo que uno deba avergonzarse, lo que crea confusión es que, por un lado, se critiquen los antiguos métodos de gestión del tiempo por su falta de capacidad para adaptarse y, por otro lado, se declaren admiradores de la producción en cadena. Parece que no reconocen su esencia Waterfall pues les gustaría, quizá, ser más Agile. Sin embargo, desde el punto de vista de Stacey y Cynefin, GTD® parece a todas luces estar concebida para entornos simples, obvios y repetitivos, predecibles y con un grado de complejidad bajo.
Albergo la sospecha razonable de que uno de los principales motivos que justifican la dificultad de implementación de GTD® a entornos de trabajo propios del siglo XXI (que son complicados, complejos e incluso caóticos) se encuentra en esa traslación de los principios de la producción en cadena (trabajo en serie) al trabajo del conocimiento.