Para empezar, el proceso de capturar y tomar decisiones sobre un inventario de ciclos abiertos requiere una dosis de energía mental infinita. Tan solo visualizar el trabajo que supone tener que emplearse en la labor de recopilarlo todo para procesarlo es extenuante. Lanzarse “a la caza del asunto”, en el plano físico, digital y mental, es un modo de actuar propio de aquél que está ocioso y necesita salir a buscar trabajo o entretenimiento. La lista de verificación de asuntos incompletos es algo interminable. Y, por si no tenías suficiente al recopilar, luego toca procesarlo y clarificarlo todo. Es decir: decidir qué es cada cosa, qué resultado esperamos de ella, qué acción siguiente precisa y luego, despacharla en consonancia. Organizar según el significado que tenga para ti, reflexionar sobre si se encuentra o no en el nivel de enfoque vertical que le corresponde… Y, si nos queda algo de tiempo, hacer.