Consciente del desafío que supone, el Método ON-TIME se presenta al público como alternativa a GTD®. Dada la hegemonía que disfruta a nivel mundial, cualquiera que quiera tomar el relevo del método de David Allen, va a encontrarse con una fuerte resistencia al cambio. A mucha gente le bastará con reconocer cualquier similitud irrelevante entre ambos métodos para decir que este copia de aquel y desconectar. Veintidós críticas debidamente argumentadas no serán demasiadas para quien decida a aferrarse a lo conocido, pese a que, en su intimidad, sepa que GTD® no le funciona.
Ajeno a las críticas, el Método ON-TIME se centra en aportar valor, situando el foco en el hacer y hermanándose con las aplicaciones informáticas existentes en la actualidad para facilitarnos la vida. Concibe dos realidades perpendiculares (una programada y otra sobrevenida), que se gestionan con visión periférica. Para desarrollar su propuesta, crea un circuito con normas sencillas para combatir el caos e instaurar el orden basado en: