A continuación, si y sólo si las variables necesarias actúan al nivel esperado, podemos avanzar. Si la cabeza funciona, si la estructura está bien cimentada, entonces nos podemos plantear actuar sobre otras variables.
En ese caso, comenzando por las SUFICIENTES, las que permiten articular el movimiento y desarrollar el resto de funciones vitales en los seres vivos. En la edificación nos hallaríamos ante las paredes interiores o exteriores, que nos estructuran el espacio y conforman el aspecto del edificio.
Estaríamos hablando de trabajar a nivel interno. Por una parte las variables EXPERIENCIA y CONOCIMIENTOS, (actitud y aptitud aprendidas, respectivamente). Por otra, sobre ENFOQUE y ENERGÍA . Por último, a nivel externo, sobre CONTEXTO y ENTORNO (factores impersonales y personales, respectivamente, que circundan desde fuera a la organización para la que operamos).
Se puede llevar una vida más “normal” cuando funciona no sólo tu mente, sino las extremidades superiores, tal y como les ocurre a las personas con paraplejia. Salvando las distancias, esta situación sería la equivalente a la de aquellos que carecen por completo de la mitad de las variables suficientes. Obviamente, sigue sin ser algo deseable ya que todos aspiramos a que se dé el concurso del resto del cuerpo. También podríamos vivir en una casa acabada y con cédula de habitabilidad pero sin los elementos decorativos u ornamental de los que nos convierten una casa en un hogar.
Si tenemos la suerte de que esto sea así y se da el concurso de las variables necesarias y suficientes en grado óptimo, el individuo es productivo. No obstante, lo sería únicamente en modo SATISFACTORIO.