A veces son tan importantes las formas como los contenidos. Yo no tengo el gusto de conocer en persona a ninguno de los autores que he citado en este libro, pero de su compromiso con lo que hacen, su bondad y su inteligencia no me cabe la más mínima duda. Mi interés es un interés puramente científico sobre el fenómeno del rendimiento en el trabajo y, en concreto, sobre la productividad individual. Mi análisis se ha centrado en el método de David Allen y en las obras donde se despliega su contenido de un modo solvente. No obstante, hay una serie de asuntos que también merecen ser abordados pues nos definen el contexto en el que brota y se manifiesta GTD®. Las cuestiones de estilo identificadas son:
- Adanismo: supremacismo y narcisismo a partes iguales. Por regla general, cuando alguien que derrocha virtudes a raudales, está muy seguro de sí mismo y no tiene necesidad alguna de autoproclamarse como el mejor. “Dime de qué presumes y te diré de qué careces” es un gran refrán.
- Gestión de expectativas frustrante. Siempre y en todo lugar es mejor ir de menos a más que de más a menos. Una mala gestión de expectativas genera frustración.
- Comprensión farragosa. Tener unas nociones de GTD® es relativamente fácil. Pero la necesidad de releer varias veces sus libros para lograr entender bien este método da muestras de su grado de dificultad real.