Detectar fácilmente dónde están las “humedades” sobre las que tenemos que actuar será posible si, además de quedarnos con el dato global, tenemos en cuenta la interacción de estos dos grupos de factores:
- Por una parte, los internos, relacionados con el aprovechamiento del talento personal.
- Y por otra, los externos, que tienen que ver con el manejo que hacemos de las circunstancias que nos rodean.
Absolutamente todos los factores influyentes en la productividad (dependan o no de uno mismo) están categorizados como “A“, “B” o “C“. De modo que, aplicando la misma fórmula de la productividad, según el tipo de factores que usemos, podremos calcular tres índices. Así podremos medir la productividad global, pero también podremos medir la productividad interna y la externa.

En el ejemplo anterior, aprobamos a nivel global y a nivel interno, aunque suspendemos en lo externo. Es decir, que podemos ser productivos en cuanto a nuestro talento se refiere pero trabajar en la organización equivocada, sin que ésta sea un peligro insalvable.
Siendo la casuística muy variada, está acotada. Y para cada escenario se propone una estrategia concreta: