Si escogemos la vía del trabajo por cuenta propia, debemos contar con un proyecto o al menos una idea de negocio a desarrollar. Se impone en este caso llevar a cabo un plan de viabilidad donde se aborden los aspectos necesarios para transformar esa idea en una realidad palpable. Cabe tener presente que con la puesta en marcha de cualquier iniciativa empresarial aumentan los riesgos y los beneficios potenciales. Así pues, el grado de implicación debe ser máximo y, por tanto, la problemática que se genera es de otro calibre.