Al margen de las tácticas y estrategias que se prescriben para mejorar la productividad del individuo que pueda pertenecer (o no) a un equipo, es interesante saber cómo se lo monta éste como ente supraindividual para conseguir sus metas.
En primer lugar, cabe decir que la productividad colectiva vendrá determinada por el estilo de dirección y la filosofía de trabajo adoptados. Además, como es lógico y normal, no existe un único sistema que sea válido para todos. Todo dependerá de las características propias del trabajo que se esté llevando a cabo.
A continuación, analizaremos los distintos escenarios ante los que nos podemos encontrar y los relacionaremos con las metodologías que resultan más recomendables en cada caso. Asimismo, en función de lo repetitivas y simples que sean las tareas a ejecutar nos encontramos con dos grandes grupos de esquemas de funcionamiento:
- la metodología Waterfall (“en cascada”)
- y las metodologías ágiles (Kanban, Scrum, Lean y eXtreme Programming).