El binomio “espacio-tiempo” convierte en inseparables dos conceptos radicalmente distintos. Cualquier suceso a nuestro alrededor puede analizarse desde esta perspectiva y la productividad no es una excepción. A mayor caos organizativo, más tiempo malgastado y viceversa. Cuanto mejor organizo mi espacio, más aprovecho el tiempo y más rindo. Las cosas funcionan así.
Por lo tanto, a la hora de analizar el fenómeno del rendimiento en el trabajo, exploramos una doble vía:
- La de gestionar el tiempo para que nuestras agendas se adapten del mejor modo a los compromisos asumidos: “cada cosa a su tiempo y existe un momento para cada cosa”.
- La de adecuar nuestro espacio a un orden mental que nos permita obtener la mejor faceta de nosotros mismos organizando como es debido nuestro espacio físico y nuestro espacio virtual: “cada cosa debe tener su sitio y existe un sitio para cada cosa”.
Por lo que respecta al factor espacial, no podremos ignorar el entorno digital que nos es propio. De modo que, no sólo abordaremos cuáles son los requerimientos para trabajar en condiciones dentro de un espacio físico, sino que además trataremos el espacio virtual, cuya importancia va in crescendo.