Tanto la optometría como la oftalmología son disciplinas médicas que tienen mucho que ver con los cambios recientes en nuestros hábitos de vida. Pero antes de analizar las implicaciones que se derivan de ello, vamos a aclarar conceptos:
- Los optometristas (u ópticos) se encargan del cuidado primario integral de la salud del ojo. Nos diagnostican defectos de visión y se encargan de adaptarnos las lentes para que veamos bien. Cuando detectan enfermedades y trastornos visuales nos derivan al oftalmólogo.
- Los oftalmólogos (u oculistas) tratan las enfermedades del ojo, incluyendo el globo ocular, su musculatura, el sistema lagrimal y los párpados. Algunos se especializan en áreas concretas del sistema visual, como la retina o la córnea. También tratan las cataratas, el glaucoma o el estrabismo.
Todo el mundo considera que su visión es uno de sus bienes más preciados. Pese a ello, una de las estampas típicas de la era digital es ver a la gente enfocando su mirada a todo tipo de dispositivos. Este fuerte enganche conductual generalizado, esta dependencia psicológica, ya es una realidad fácilmente constatable.
Dispositivos con pantallas diminutas y tamaños de letra microscópicos que tienen un efecto en nuestra calidad de visión. En el mejor de los casos, sólo nos provocan cansancio. Otra faceta de la realidad que afecta de lleno a estas profesiones es el envejecimiento de la población.
Por lo tanto, nuestro pronóstico es que estas especialidades médicas van a convertirse en unas de las más demandadas de cara al futuro.
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