El empleo del sector industrial es el que peores perspectivas tiene en términos de fragilidad de cara al futuro. Precisamente por ser uno de los más robotizados. La automatización de las fábricas sigue un ritmo imparable. Es de esperar que en un plazo no muy largo el empleo de ensambladores, operarios y demás profesionales vinculados a la industria se vea en un brete.
Dentro del sector industrial, concretamente la automoción es probablemente la que más plantilla utiliza y, por lo tanto, uno de los que pueda verse más afectado. Los coches autónomos, además, traerán consigo menos conductores profesionales, menos talleres mecánicos y menos asistencia en carretera.